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Situado en el corazón del Pirineo de Lleida, el Parque Nacional de Aigüestortes tiene una superficie interna de 14.119 hectáreas y la zona periférica externa de protección tiene una superficie de 26.733 hectáreas. El Parque está incluido en la Red de Parques Nacionales Españoles y es el único de su categoría en Cataluña.
Tiene un gran desnivel que oscila entre los 1.200 y los 3.033 metros, y es por ello que encontramos gran variedad de especies vegetales como los avellanos y los abedules en las zonas de menor altitud. En las laderas más húmedas aparecen hayas, pinos y abetos, y en las cotas más altas, el pino negro, el rododendro y arándano que son plantas típicas de esta zona, y flores como la azucena de los Pirineos y la genciana.
La fauna del parque es muy diversa siendo el “Isard”, como se conoce al rebeco en Cataluña, uno de los animales más característicos. Como especies curiosas se encuentran el urogallo, la perdiz nival, el buitre leonado, el quebrantahuesos, el águila dorada y el tritón de los Pirineos. Abundan también las marmotas, las martas y los armiños.
En el año 1.993 se produjeron las primeras reintroducciones de osos pardos en el Pirineo y en un futuro próximo serán un atractivo turístico de primer orden en La alta Ribagorza.
El trabajo paciente del hielo en antiguas eras geológicas ha configurado un terreno lleno de recipientes naturales donde el agua se recluye o inicia un descenso con rápidos saltos y cascadas, torrentes y perezosos rodeos en meandros. El agua, con más de 200 lagos y numerosos ríos, barrancos y zonas húmedas es la protagonista.
En el Valle de Boí tenemos dos entradas naturales que nos conducirán al Parque, una es por la Ribera de Caldas de Boí y la otra es por el Valle de San Nicolau.
http://parcsnaturals.gencat.cat/es/xarxa-de-parcs/aiguestortes/gaudeix-del-parc/guia-de-visita
¡Fuego al Faro!
Noches mágicas entre fallas, teas, haros y brandons.
Más de 60 pueblos de Aragón, Cataluña, Andorra y el sur de Francia desarrollan ritos en torno al fuego cuando llega una fecha cargada de magia: el solsticio de verano. Época de cambio natural, momento de honrar al Sol, que el cristianismo recicló en torno a la festividad de San Juan.
Y esta fecha es la que esperan los habitantes del Valle de Boí para encender las FALLAS en lo alto del FARO y descender corriendo por los caminos del faro hasta llegar a la plaza principal donde los fallaires recorrerán las calles una y otra vez hasta lanzar las fallas en una hoguera situada en la plaza mayor.
La fiesta de las Fallas se lleva a cabo desde tiempos inmemoriales, coincidiendo con el solsticio de verano. Encender el fuego para celebrar el solsticio de verano y bajarlo de la montaña al pueblo sirve para purificar los campos y los bosques y atraer unas buenas cosechas para el resto del año.
Las fiestas del fuego fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
El Parque Nacional de Aigüestortes y el Valle de Boí es un espacio que, por su belleza y características, disfruta de una calidad del cielo oscuro excelente y de una contaminación lumínica prácticamente inexistente. Estas condiciones del cielo nocturno son maravillosas para las observaciones astronómicas que se realizan desde varios miradores que hay instalados en diferentes espacios. Uno de ellos, es el mirador de la Ermita de San Quirc de Durro donde hay un panel con información del cielo nocturno.
El cielo del Valle de Boí es una Reserva y Destino Turístico STARLIGHT (declarado en septiembre 2018 Unesco)
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